Después de una destrucción...
No en la forma,
Ni en la mente.
En el centro del cuerpo, ahí está.
Esta respirando el espacio, el tiempo y todo universo
invisiblemente, silenciosamente.
Su potente presencia tiene una libertad absoluta.
Cuando el cuerpo esta preparado con la grande apertura del pecho,
la flexibilidad de la cadera, de las rodillas y de todos músculos,
puede mover todo el cuerpo en todo las dimensiones
hasta las puntas de los dedos.
Y las emociones le dan su ritmo.
Ahora, su movimiento es infinito.
Hoy, me encontré con él, mi "pequeño yo".